Se reivindica, se levanta y alza sus brazos: el muñeco. Rápidamente piensa, lo toma con más calma ( en realidad, no con demasiada ) entonces no se da cuenta, y lo alcanza. Se percata y corre, huye, huye lejos, da su máximo esfuerzo pero se cansa ( piensa: tu puedes más que esto, no me abandones ahora, por favor ahora no) y logra escapar. Está en el bosque oscuro, muy adentro y solo, el miedo lo come y la inseguridad se va apoderando de él. Rápidamente se percata una vez más que tiene que seguir corriendo, que si sigue asi de lento nuevamente lo alcanzarán. Entonces corre, se fortalece de una manera fugaz, se llena de coraje y toma las riendas de su corcel, lanzándose así al desconcierto. Puede cabalgar un poco más tranquilo , puede pensar con más claridad en su antiguo propósito, entonces recuerda su objetivo. Se detiene. Divisa una luz como un fuerte relampagueo, ¿¡qué es eso!? entonces las campanas suenan sin parar, indican que su triunfo poco a poco se acerca logrando que se aliente más y más... una suave melodía suena de repente llenándolo de paz y tranquilidad.
Qué triste, éste es el final.
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