sábado, 28 de noviembre de 2009

No me gusta cuando el teléfono suena

Alicia está tendida sobre su cama.
Se supone que debería estar ordenando su pieza, pero nuevamente le ha bajado el ánimo, y es que ciertamente cada vez se le hace menos soportable el hecho de estar en esa pieza con cosas que ni siquiera son de ella, llegar todos los días a un desorden infinito, y ya ni siquiera percatarse de las cosas que le faltan.
Alicia está cansada.
Alicia está tendida sobre su cama y entonces unas lágrimas brotan desde sus ojos hasta caer por sus mejillas, tiene rabia.
Alicia piensa cuánto más tendrá que soportar esto, ha pasado mucho tiempo, y nada ha cambiado. Los cambios que se hacen siempre son por los ideales de otros ¿pero y los de ella? ése es el problema, los de ella siempre quedan atrás.
Suena el teléfono. Alicia se molesta.
La abuela de Alicia le avisa que su madre va en camino.
Alicia cuelga.
Alicia está desconcierta y molesta.
Alicia se quiere quedar ahí, tendida sobre la cama antes de que llegue su madre.
Alicia está con su padre. Él entra a la pieza y le dice algo que ella realmente no oye, pues está enojada y con pena.
Alicia se siente en un problema.
El papá de Alicia no se percata de nada y sale de la pieza.
Alicia más se molesta y más se apena.
Alicia sigue tendida en su cama con una lágrima bordeando su mejilla.

No hay comentarios: