Se mira-Se corta.
Se mira-Le dan arcadas.
Se mira-Se da asco.
Se mira-Se da pena.
Se mira-Se siente tonta.
Se mira-No sabe quién es ella.
Se mira-Se odia.
Se mira-Siente rabia.
Se mira-Se siente enferma.
Se mira-Se corta.
Se mira-Se marea.
Se mira-Le dan arcadas.
Se mira-Rompe el espejo.
Se mira-Se siente loca.
Se mira-Se ve por ocho.
Se mira-Fuma un cigarrillo.
Se mira-Se odia.
Se mira-No tiene conciencia.
Se mira-No quiere ser madre.
domingo, 29 de noviembre de 2009
sábado, 28 de noviembre de 2009
No me gusta cuando el teléfono suena
Alicia está tendida sobre su cama.
Se supone que debería estar ordenando su pieza, pero nuevamente le ha bajado el ánimo, y es que ciertamente cada vez se le hace menos soportable el hecho de estar en esa pieza con cosas que ni siquiera son de ella, llegar todos los días a un desorden infinito, y ya ni siquiera percatarse de las cosas que le faltan.
Alicia está cansada.
Alicia está tendida sobre su cama y entonces unas lágrimas brotan desde sus ojos hasta caer por sus mejillas, tiene rabia.
Alicia piensa cuánto más tendrá que soportar esto, ha pasado mucho tiempo, y nada ha cambiado. Los cambios que se hacen siempre son por los ideales de otros ¿pero y los de ella? ése es el problema, los de ella siempre quedan atrás.
Suena el teléfono. Alicia se molesta.
La abuela de Alicia le avisa que su madre va en camino.
Alicia cuelga.
Alicia está desconcierta y molesta.
Alicia se quiere quedar ahí, tendida sobre la cama antes de que llegue su madre.
Alicia está con su padre. Él entra a la pieza y le dice algo que ella realmente no oye, pues está enojada y con pena.
Alicia se siente en un problema.
El papá de Alicia no se percata de nada y sale de la pieza.
Alicia más se molesta y más se apena.
Alicia sigue tendida en su cama con una lágrima bordeando su mejilla.
Se supone que debería estar ordenando su pieza, pero nuevamente le ha bajado el ánimo, y es que ciertamente cada vez se le hace menos soportable el hecho de estar en esa pieza con cosas que ni siquiera son de ella, llegar todos los días a un desorden infinito, y ya ni siquiera percatarse de las cosas que le faltan.
Alicia está cansada.
Alicia está tendida sobre su cama y entonces unas lágrimas brotan desde sus ojos hasta caer por sus mejillas, tiene rabia.
Alicia piensa cuánto más tendrá que soportar esto, ha pasado mucho tiempo, y nada ha cambiado. Los cambios que se hacen siempre son por los ideales de otros ¿pero y los de ella? ése es el problema, los de ella siempre quedan atrás.
Suena el teléfono. Alicia se molesta.
La abuela de Alicia le avisa que su madre va en camino.
Alicia cuelga.
Alicia está desconcierta y molesta.
Alicia se quiere quedar ahí, tendida sobre la cama antes de que llegue su madre.
Alicia está con su padre. Él entra a la pieza y le dice algo que ella realmente no oye, pues está enojada y con pena.
Alicia se siente en un problema.
El papá de Alicia no se percata de nada y sale de la pieza.
Alicia más se molesta y más se apena.
Alicia sigue tendida en su cama con una lágrima bordeando su mejilla.
martes, 3 de noviembre de 2009
Se reivindica, se levanta y alza sus brazos: el muñeco. Rápidamente piensa, lo toma con más calma ( en realidad, no con demasiada ) entonces no se da cuenta, y lo alcanza. Se percata y corre, huye, huye lejos, da su máximo esfuerzo pero se cansa ( piensa: tu puedes más que esto, no me abandones ahora, por favor ahora no) y logra escapar. Está en el bosque oscuro, muy adentro y solo, el miedo lo come y la inseguridad se va apoderando de él. Rápidamente se percata una vez más que tiene que seguir corriendo, que si sigue asi de lento nuevamente lo alcanzarán. Entonces corre, se fortalece de una manera fugaz, se llena de coraje y toma las riendas de su corcel, lanzándose así al desconcierto. Puede cabalgar un poco más tranquilo , puede pensar con más claridad en su antiguo propósito, entonces recuerda su objetivo. Se detiene. Divisa una luz como un fuerte relampagueo, ¿¡qué es eso!? entonces las campanas suenan sin parar, indican que su triunfo poco a poco se acerca logrando que se aliente más y más... una suave melodía suena de repente llenándolo de paz y tranquilidad.
Qué triste, éste es el final.
Qué triste, éste es el final.
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