Dos segundos, tan solo dos segundos bastaron. Dos segundos para observarte, tan solo dos segundos para tocarte. En dos segundos te quise, en dos segundos me gustaste. Pero ahora los dos segundos ya no bastan, los dos segundos no son suficientes. Con dos segundos no te alcanzo: necesito más tiempo. He descubierto algo nuevo, algo que está en ti; necesito conocerte, lo reitero, necesito tiempo.
Permitámonos un momento, permitámonos permanecer en silencio: que el silencio nos ayudará a contemplarnos de manera tranquila, quieta. Deseosos nos observaremos, entonces descubriremos que nos gustamos, que lo que queremos es besarnos, que nuestras manos están inquietas, deseosas por tocarnos y por sentirnos.
Entonces no me doy cuenta, y te digo con voz sincera, suave y poco audible: te quiero.
Quedamos perplejos y continuamos en silencio.
jueves, 17 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
